miércoles, 16 de junio de 2010

Somos nosotros y ellos

Preocupan las recientes noticias y opiniones vertidas sobre el tema haitiano, porque buena parte las aprovecha para señalar a la nación haitiana, como culpable de todos los hechos, toda la irresponsabilidad y todos los descuidos.

Las relaciones entre el este y el oeste de nuestra isla anteceden la revolución haitiana, la república y la monarquía haitianas, la guerra e invasiones, las causas de mulatos, negros o blancos, su diferenciación como naciones, su heroísmo y su terrorismo.

Porque el germen de Haití nace con Osorio que nos desarticula y entrega con la repoblación del oeste por bucaneros, agricultores, contrabandistas y piratas, primero razón de lucha y luego, como colonia francesa, razón de subsistencia, afianzado el abandono por la apatía o incapacidad de España de defender ésta, su primera gran posesión.

Se desea conservar la estirpe española como distintivo etnófilo en la República Dominicana hasta cuando es obvio que nuestra composición racial española es minoritaria, aún a simple vista.

Es curioso ese comportamiento porque jamás hemos percibido al haitiano como miembro de la etnia francesa, ni siquiera cuando conocemos un parlante haitiano cuyo francés es tan bueno como cualquiera galo educado.

¿Sabe usted que hay de común entre Miguel Ángel Pimentel Tavares, Julio César Castaños Guzmán, Bernardo Vega Batlle, Alejandro Grullón, Miguel Cocco, Ulises Francisco Espaillat, Roberto Pastoriza, Manuel Enrique Tavares, y quien esto escribe? Pues que todos son descendientes de Francois Antoine Espaillat Virol, de Masclat, Francia, quien tiene descendientes de todas las ocupaciones y profesiones en la República Dominicana, entre ellos uno que es considerado uno de los mayores prohombres de nuestra nacionalidad.

El Dr. Francisco Antonio Espaillat Virol fue uno de los regalos que recibimos del Haití revolucionario, pues se había establecido en Cabo Francés hasta el inicio de las actividades revolucionarias de los sublevados esclavos.

Prefirió irse a Santiago en donde dos años mas tarde convalidó su grado profesional y en Santiago se convirtió en importante médico y empresario agropecuario.

Hay muchas familias dominicanas provenientes de Haití, de importancia profesional, económica, política, guerrera, empresarial y educativa.

Así los Duvergé, Grullón, Lamarche, Luperón, Montás, Pepén, Despradel... Podemos vivir en paz. Deben cesar los ataques cuyas excusas se funden en burdas discrepancias étnicas y socioeconómicas.

Hay muchos haitianos que buscan migrar hacia donde existan mejores condiciones de vida, y la calidad de vida dominicana es superior a la suya.

Pero no son culpables de nuestra incapacidad para organizarnos e implantar mecanismos para controlar el tráfico de ilegales en una frontera con más hoyos que un queso gruyere.

Marcos R Taveras es Consultor Privado
marataveras@hotmail.es

No hay comentarios: