martes, 9 de septiembre de 2008

I N E S P R E

Presa de predadores. Predador él mismo.  Nunca ha cumplido su misión original, pero si ha sido instrumento de gobernantes para emplear seguidores y conseguir votos continuistas.  Tiene largo historial como dilapidador de recursos y como institución ineficaz e inefectiva redistribuyendo riqueza. Jamás ha cumplido su objetivo primario: sustentar niveles de precios rentables al productor y atractivos al consumidor.  Nunca ha entendido la base institucional dominicana. 

Ha quebrado productores y producido hambrunas.  Clases sociales han tenido que cambiar de dieta por su ineptitud funcional.  Pero permanece como si fuese útil, algo que solo breve y coyunturalmente ha sido, aunque puede serlo permanentemente.  Solo habría que permitírsele cumplir su función socioeconómica.  La que vino del extranjero y la insertó en nuestra sociedad, sin siquiera injertarla. 

El rol de INESPRE es simple, útil y conveniente.  Generar precios de sustentación a la actividad agropecuaria e industrial como estímulo al desarrollo de la producción, al tiempo que es mecanismo estabilizador de precios al consumidor.  Debe predecir volúmenes de demanda, estudiar la producción, y compensar faltantes y sobrantes en el mercado global, para sostener niveles adecuados de precios. 

Debe garantizar precios rentables para los rubros de estabilización de precios, mediante el control del flujo de la oferta, evitando así fluctuaciones inconvenientes.  Déficits y superávits de producción deben ser anticipados y resueltos, mediante procesos de pignoración, conservación, importación, o exportación. 

La SEA tiene experiencia ejecutando similares funciones.  Que INESPRE las ejecute es asunto de voluntad política.  De no permitírsele cumplir su función socioeconómica, sería preferible eliminarlo, pues es absurdo mantener un parásito de tal dimensión, solo para pagar deudas políticas a aliados de voraces apetencias. 

INESPRE debe ser instrumento de bienestar social, nunca botín electoral.  Hay que emanciparlo de la garra de los políticos, aplicando mecanismos de continuidad administrativa.  Sus ejecutivos deben ser profesionales seleccionados en procesos técnicos de reclutamiento, e ingresar la institución mediante contratos a término, renovables. 

Interinamente, la responsabilidad de operar INESPRE y de presentar a las autoridades correspondientes una propuesta del nuevo sistema gerencial, podría asumirla la SEA.  Ésta ha venido realizando un magnífico trabajo de estabilización de precios de varios artículos de alto consumo nacional.  Con adecuado presupuesto y enriquecimiento de sus funciones, el departamento que ha domesticado la demanda de importantes bienes de consumo mediante procesos de pignoración, podría asumir la administración del INESPRE.  ONAP, la definición del INESPRE emancipado. 

El gobierno debería escuchar el sentir nacional sobre su estrategia para mejorar el bienestar nacional con despilfarro de fondos públicos, y haciéndose ciego del  visible y oneroso peaje que cobran políticos administradores de la cosa pública, como condición para cumplir sus obligaciones como servidores públicos.   Debería recordar la historia reciente de Venezuela. 

El Ejercicio de la Medicina

Según la ley vigente, quienes producen ingresos suficientes costean sus gastos médicos y los de sus familias.  El Estado solo auxilia indigentes.  Esta visión hace mandatoria la reorganización del Sistema Nacional de Salud, porque los fondos para la atención médica, ambulatoria y hospitalaria, provienen de aportes privados.  Se ha producido la privatización de la atención médica. 

Nada gana la nación ni el Estado manteniendo la propiedad, mucho menos la administración, de los establecimientos de salud, pues el Estado ha demostrado ser ineficiente, infectivo e ineficaz cuidando nuestra salud, pero sí ser bien incapaz de resolver los problemas de salud, sean éstos rutinarios, coyunturales o excepcionales.  Debe entonces entregar a mejores manos los problemas de salud y mantener responsabilidad por funciones normativas, de prevención y de control, que sabe  cómo lograr. 

Mejores manos serían conformadas por organizaciones comunitarias voluntarias, sean municipales, provinciales o nacionales, que deberán recibir del Estado la totalidad de los activos y la administración de los establecimientos sanitarios.  Candidatos potenciales para las transferencias, incluyenn a instituciones educativas superiores, fundaciones, hermandades religiosas, instituciones filantrópicas, patronatos, y otras organizaciones similares sin fines lucrativos, así como corporaciones en las cuales el Estado podría ser socio capitalista. 

En adición al pago de los servicios médicos de indigentes, por el Estado, y del propio de los pudientes no asegurados, la responsabilidad de pago por los servicios médicos corresponde ahora a las ARSs, que cobran primas a sus asegurados y negocian tarifas con establecimientos sanitarios y asociaciones de profesionales de la salud. 

Como pagadora ni como beneficiaria entra la SESPAS, que sí tendrá indefectiblemente que transferir a hospitales y clínicas el personal que ahora soporta directamente, para que sea absorbido y pagado por los establecimientos una vez privatizados, como también tendrá que transferir todos los recursos, mediante un proceso que debe ser iniciado, al menos en fase preparatoria, inmediatamente. 

Con la privatización, la Industria de la Salud estará conformada por profesionales liberales clínicos que atienden desde consultorios, y por una red de establecimientos clínicos u hospitalarios.  Todos entrarán en competencia por el favor del mercado de atención médica.  Los clientes, absurda y eufemísticamente llamados pacientes, como todos los consumidores, procurarán entregar lealtades a quienes mejor satisfagan sus necesidades.  

Todos los entregadores de servicios sanitarios tienen en común ahora la convivencia en un mercado competitivo.  Competir los obliga a buscar un nicho entre segmentos de calidad, precio, y oportunidad, o combinaciones sensatas, así como de entender la necesidad de desarrollar estrategias de ventajas competitivas. 

El médico debe rechazar su condición actual de asalariado.   Ha llegado la hora de recibir justos ingresos por trabajo profesional realizado y no simplmente un sueldo, con discrimen solo por ser antigüo en nómina.  El médico es misionero social de extraordinaria importancia.  Es visión a conservar y legar con orgullo.