jueves, 13 de agosto de 2009

Desarrollo para Gonzalo

Durante el mes de junio de 1982 tuve oportunidad de realizar un vuelo de reconocimiento con el Lic. José Miguel Báez por la Cordillera Central y el área de los Haitises, con la curiosidad de ver desde arriba la destrucción de nuestros bosques mediante la provocación de incendios. Contamos alrededor de 200 columnas de humo, la mayoría de las cuales claramente tenían por propósito la limpieza de terrenos para la siembra.

Específicamente en el caso de Los Haitises, los protagonistas en su mayor parte eran campesinos, y descendientes, que allí se asentaron, después de ser desplazados de los terrenos que cultivaban, aledaños a Gonzalo, Monte Plata, durante los años de la década de los 50 del siglo pasado, cuando el tirano Rafael L. Trujillo fundó los Ingenios Río Haina y Catarey y adquirió la mayor parte de los Ingenios de San Pedro de Macorís, el de Boca Chica y el de San Luis, en el D.N., el de Barahona y los de Puerto Plata.

Cuando en 1992 se establecieron los límites del Parque Nacional de Los Haitises, de éste fueron desalojados 3,200 familias, comprometiéndose el Estado a entregar una compensación de 79 millones de pesos dominicanos. A la fecha, ya han sido desembolsados unos 43 millones, restando un monto de 17 millones que, según el Secretario Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, les serán entregados durante el transcurso de lo que resta del presente año calendario. Adicionalmente, los campesinos desplazados han recibido casas y terrenos.

El Consorcio Minero Dominicano se ha propuesto incidir en el desarrollo de las comunidaades a que nos referimos, en razón de estar consciente del rol social que le corresponde a la empresa de hoy, como lo es el proyecto de la fabrica de cemento de Gonzalo, responsabilidad cuya percepción se profundizó con los hallazgos de los estudios preliminares, los cuales mostraron en las gentes de las comunidades sentimientos de inseguridad y desconfianza en los demás y de haber sido abusados; aumento en los niveles de pobreza, analfabetismo, deserción escolar y desocupación; tendencia a la emigración principalmentre por las generaciones más jóvenes; proliferación de pequeños negocios marginales, e insuficiente infraestructura educativa, agua potable, electricidad y disposición de excretas y basura.

En general, las estadísticas de la zona de influencia del proyecto en la escala de bienestar social están por debajo de los promedios nacionales, lo cual es indicativo de la necesidad de montar un programa de desarrollo, para evitar que el impacto económico de la cementera sea uno de simple crecimiento. En mi escrito publicado por este mismo periódico en fecha 31 de julio pasado, señalaba que para que se tuviese éxito, tal programa tendría que ser fruto de una alianza interinstitucional porque “dejadas libres, las instituciones de la sociedad pueden lograr crecimiento pero no son garantes de desarrollo.”

De manera que se hace imprescindible lograr primero una alianza entre las diferentes instituciones que tienen incidencia en la vida social, cultural y económica de la zona que tratamos en este escrito, mediante un consenso que las comprometa a trabajar en la persecución de metas específicas capaces de romper el círculo vicioso de la pobreza, de esa forma iniciando un proceso de crecimiento sostenido sin rezago para las familias, individuos e instituciones de esas comunidades.

El liderazgo en tal proyecto debería estar a cargo de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Debe incluir representación de la Secretaría de Turismo, de la de Salud Pública, Obras Públicas, Educación, Infotep y el Instituto Nacional de Artesanía, así como de las instituciones sociales de la zona; las tradicionales, tanto locales como nacionales, de protección y defensa del medio ambiente, las cuales en mi concepto son la mejor garantía de que no haya ningún tipo de desviación o incumplimiento en los compromisos asumidos por el Consorcio Minero Dominicano, para la protección del habitat. Por supuesto, que debe éste, el consorcio, jugar importante papel ejecutivo.

Debe verse como espacio a desarrollar y conservar en el programa conjunto, el turismo del Parque Nacional de Los Haitises, bien senderizado y con las instalaciones propias de ese tipo de turismo, complementado con senderos que contrasten la zona del parque con las de su zona de influencia. Deberá procurarse desarrollar una artesanía local, con cuyo mercadeo a turistas en la zona y a nivel nacional reciba importante contribución al bienestar económico. Crearse una buena infraestructura de servicios, incluyendo de educación, montarse programas para la eliminación del analfabetismo , darse asistencia adecuada a las labores agrícolas y hacer asequible el crédito a las actividades reproductivas.

La Dra. Amparo Chantada nos ha hecho importantes señalamientos. “Los ecologistas que defienden la integridad de las áreas que fueron declaradas 'protegidas', denuncian que la estabilidad ecológica y económica del país está amenazada porque se mutilan parte de esas áreas. La mutilación, según ellos, significaría la irremisible perdida de acuíferos, la destrucción de ecosistemas costeros y la obligación a un modelo de turismo que elimina la libre inversión, reduce la capacidad de carga y niega a la población el derecho constitucional al libre acceso.”
“Lamento, decirles, que esa posición es errónea. Es, al declarar esas 'áreas protegidas' que se atentó a la estabilidad ecológica y económica de esas zonas y del país, de los bienes que soportan, incluyendo la población, y no lo contrario.” Como antes lo expresó Jesús con “el sabbath se hizo para el hombre,” es necesario comprender que como parte del nicho ecológico, el hombre tiene un rol socio económico en la conservación y protección de la naturaleza, por lo cual su exclusión parece ser la obra de fanatismo incomprensible.

También expresa la Dra Chantada que “Es hora de que los intereses económicos privados de nacionales y extranjeros se pongan a tono con los intereses de la Nación y el futuro del país, por la verdadera defensa de la vida.”

Es precísamente el traje que se ha puesto el Consorcio Minero Dominicano, S.A. Cuando ensambla un proyecto para la construcción de una Planta Verde, certificada, que cumpla con los requerimientos ambientales originados en la República Dominicana así como los estándares internacionales, asumiendo también la tarea de reforestar una importante área capaz de manejar las emisiones de carbono a la atmósfera.

También es por la misma razón que asume una responsabilidad social importante para con el desarrollo de las comunidades de su medio ambiente.

Marcos R Taveras
marataveras@gmail.com
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