martes, 9 de septiembre de 2008

El Ejercicio de la Medicina

Según la ley vigente, quienes producen ingresos suficientes costean sus gastos médicos y los de sus familias.  El Estado solo auxilia indigentes.  Esta visión hace mandatoria la reorganización del Sistema Nacional de Salud, porque los fondos para la atención médica, ambulatoria y hospitalaria, provienen de aportes privados.  Se ha producido la privatización de la atención médica. 

Nada gana la nación ni el Estado manteniendo la propiedad, mucho menos la administración, de los establecimientos de salud, pues el Estado ha demostrado ser ineficiente, infectivo e ineficaz cuidando nuestra salud, pero sí ser bien incapaz de resolver los problemas de salud, sean éstos rutinarios, coyunturales o excepcionales.  Debe entonces entregar a mejores manos los problemas de salud y mantener responsabilidad por funciones normativas, de prevención y de control, que sabe  cómo lograr. 

Mejores manos serían conformadas por organizaciones comunitarias voluntarias, sean municipales, provinciales o nacionales, que deberán recibir del Estado la totalidad de los activos y la administración de los establecimientos sanitarios.  Candidatos potenciales para las transferencias, incluyenn a instituciones educativas superiores, fundaciones, hermandades religiosas, instituciones filantrópicas, patronatos, y otras organizaciones similares sin fines lucrativos, así como corporaciones en las cuales el Estado podría ser socio capitalista. 

En adición al pago de los servicios médicos de indigentes, por el Estado, y del propio de los pudientes no asegurados, la responsabilidad de pago por los servicios médicos corresponde ahora a las ARSs, que cobran primas a sus asegurados y negocian tarifas con establecimientos sanitarios y asociaciones de profesionales de la salud. 

Como pagadora ni como beneficiaria entra la SESPAS, que sí tendrá indefectiblemente que transferir a hospitales y clínicas el personal que ahora soporta directamente, para que sea absorbido y pagado por los establecimientos una vez privatizados, como también tendrá que transferir todos los recursos, mediante un proceso que debe ser iniciado, al menos en fase preparatoria, inmediatamente. 

Con la privatización, la Industria de la Salud estará conformada por profesionales liberales clínicos que atienden desde consultorios, y por una red de establecimientos clínicos u hospitalarios.  Todos entrarán en competencia por el favor del mercado de atención médica.  Los clientes, absurda y eufemísticamente llamados pacientes, como todos los consumidores, procurarán entregar lealtades a quienes mejor satisfagan sus necesidades.  

Todos los entregadores de servicios sanitarios tienen en común ahora la convivencia en un mercado competitivo.  Competir los obliga a buscar un nicho entre segmentos de calidad, precio, y oportunidad, o combinaciones sensatas, así como de entender la necesidad de desarrollar estrategias de ventajas competitivas. 

El médico debe rechazar su condición actual de asalariado.   Ha llegado la hora de recibir justos ingresos por trabajo profesional realizado y no simplmente un sueldo, con discrimen solo por ser antigüo en nómina.  El médico es misionero social de extraordinaria importancia.  Es visión a conservar y legar con orgullo.

 

 

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