jueves, 10 de junio de 2010

Cuadragésimo quinto aniversario

El sábado 17 cumplió 45 años mi retorno desde México, como primer dominicano graduado en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Enfermé de sarampión durante el viaje, lo que hizo precaria mi salud hasta cuando el siguiente sábado 24 escuché la voz de Peña Gómez en Tribuna Democrática anunciando que había comenzado la rebelión militar que devolvería la constitucionalidad democrática arrebatada manu militari.
La alegría ocasionó que pudiera levantarme de la cama sin ayuda ajena, ese sábado 24 de abril de 1965, gloriosa efeméride dominicana que hoy celebramos en su 45 aniversario, como si mi organismo hubiera recibido el más efectivo tratamiento para mis dolencias. Hacía una semana que mi cuerpo no toleraba alimento ni bebida de ningún tipo, pero esa noche cené con mis padres, hermanos y hermanas, y hasta tomé unos tragos con la familia y algunos amigos que nos visitaron. Todos amanecimos con la esperanza de ser testigos del cambio, mientras escuchamos movimientos de pies caminando por la Arzobispo Nouel, donde vivían mis padres.
Minutos después del anuncio de Peña Gómez, llegaron mis padres a la casa y nos dijeron que viajarían a Moca a pasar el fin de semana. Les aconsejé que no fueran porque dudaba que pudiesen terminarlo, explicándole que había algunos centros militares importantes en rebeldía. No me hicieron caso y se fueron. Como no recibí telefonema alguno, supuse que estarían en Moca jugando con sus primos. Pero no fue así. Los detuvieron en el km 25 y le permitieron retornar a Santo Domingo a eso de las 9:00pm. Llegaron a la casa casi a las diez de la noche, dispuesto, mi padre, a amanecer para ser testigo de lo que viniera. Seguimos despiertos casi todo el domingo 25.
Aunque algunos de los familiares y amigos que visitaban la casa de mis padres eran contrarios al anunciado propósito de retornar a la constitucionalidad sin elecciones, había consenso en apoyar el golpe de Estado contra Donald Reid Cabral. Pero para nosotros, una juventud que de su vida solo había visto siete meses de honestidad y democracia, el retorno a la Constitución se había convertido, como el eslogan del partido, en la esperanza nacional, una esperanza de lucha que ya había producido héroes y mártires de la democracia y la libertad, principalmente entre los asesinados del 1j4.
Por eso los dominicanos procuraron que se reimplantara la experiencia Bosch y su base constitucional y política. La intervención extranjera y su obra de rehabilitación de los derrotados convirtieron en fracaso una bella epopeya nacional.
Los dos partidos creados por Juan Bosch, el organizador y luchador en favor del bienestar de la nación dominicana, componen más del 90 porciento de los electores nacionales. El PRD ha sido gobierno cuatro veces y el PLD también cuatro veces. Ninguno de los dos partidos ha propuesto la constitución que soñaba el honesto líder.
Todos olvidaron las palabras de Bosch: el que no vive para servir no sirve para vivir.

Marcos R. Taveras es consultor privado
marataveras@gmail.com

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