jueves, 3 de julio de 2008

La Competitividad

Cuando leemos el término competitividad, pensamos primero en precio, el que paga el consumidor o el intermediario que incluye en su oferta nuestro producto. Así creemos que para acceder al mercado solo requerimos de un precio inferior al de nuestros competidores. Si tal percepción explicase bien el concepto, ser competitivo sería asunto fácil, y problema exclusivo de mentes ágiles que logren simplificar el trabajo e incrementar la productividad. Pero lograr competitividad es mucho mas que tener precios competitivos.

Para la República Dominicana, la competitividad ya no es asunto teórico, pero propongo una definición entendible y aceptable de competitividad como el objetivo empresarial o nacional permanente de sostener sobre el tiempo la preferencia del mercado sobre un satisfactor identificable. De cuestiones teóricas es lo único que presento porque la época de evaluar conveniencias pasó, con la firma de los acuerdos de libre mercado. Ahora necesitamos lograr ventajas comparativas para nuestros productores y nuestra economía.

Como nos referimos a satisfactor identificable lo primero es identificar los satisfactores, bienes o servicios, a componer nuestra canasta competitiva. Es trabajo de tradición mercológica, realizado por equipos multidisciplinarios que traduce características expresadas por el consumidor en productos concretos, con términos de ventas y servicios al cliente, para entregar elementos que satisfagan las necesidades expresadas durante la investigación mercológica, tales como bonito, limpio, jugoso, dulce, sin manchas, que no se degrade rápido, que se mantenga atractivo en los anaqueles, que sirva para hacer mas bonito mi centro de mesa, que no lo tenga que mondar, que tenga buen aroma, que lo pueda comprar durante todo el año, que me ofrezca financiamiento, que se me entregue siempre a tiempo.

La República Dominicana necesita un equipo multidisciplinario competente para identificar los productos y servicios de ventajas absolutas y los de ventajas comparativas, todos definidos como satisfactores de gustos o necesidades. El equipo debe conseguir credibilidad y representar a todos los sectores económicos, tener financiamiento para llevar a cabo plenamente su cometido y para auspiciar la expansión de la empresa dominicana hacia nuevos mercados. El CEI-RD podría transformarse, con su emancipación del Poder Ejecutivo, la adición de recursos, el enriquecimiento funcional, incluyendo la administración de INDOTEC, en el Centro de Competitividad Dominiana.

El Sector Agrícola presenta una situación mas compleja porque también tiene que cumplir el objetivo de reduccir la la pobreza rural. Para ello, el agricultor deberá efectuar cambios de prácticas de cultivo y cosecha, incorporar acciones pre y pos cosecha, acceder nuevas tecnologías, asumir mecanismos de logística y de enriquecimiento funcional, y mucho mas trascendente, mantenerse como productor sobre el tiempo, sin cambiar cultivo cada temporada en respuesta a expectativas sobre la esperada rentabilidad de futuras cosechas, a partir de las siembras alternativas disponibles, un concepto de difícil entendimiento para el ciudadano común pero que el campesino viene manejando desde siempre.

La limitación principal la presenta el hecho de que el productor agrícola carece de poder económico, de negociación y político porque su predio es insuficiente para lograr financiamiento adecuado para todo el proceso de cultivo y cosecha y para solventar los gastos de su hogar durante ese lapso, y porque carece de una organización y cohesión social lo suficientemente fuerte como para hacer prevalecer sus puntos de vista, sus necesidades y sus propuestas ante los procesos decisiorios nacionales.

El Estado Dominicano debe auspiciar mediante sus políticas e instituciones, la unión campesina en organizaciones de productores. Podría ser en cooperativas, empresas capitalizadas con el valor de mercado de los predios agrícolas, u otro esquema que entregue poder económico y de negociación, pues el poder político se consiguiría por la incorporación de las organizaciones locales o regionales en asociaciones provinciales y nacionales. Este trabajo podría lograrlo la SEA mediante el enriquecimiento de la responsabilidad de sus Directores Regionales, así como de sus ámbitos de acción, mediante un equipo de promotores que consiga del campesino que haga suyo el sentimiento de unión y perciba las conveniencias económicas derivadas de ésta.

El Director Regional habría de convertirse en un verdadero gerente que logre con su gestión auspiciadora y defensora, mediante la canalización hacia el Banco Agrícola, el INDRHI, INAPA, IDECOOP, la ODC, el IAD, la SESPAS, el ADSS, SEI-RD, la Secretaría de Educación, el Programa de Lucha contra la Pobreza, y hacia los programas de asistencia y servicio de su propia institución, mas que entregar poder, asegurar la entrega de los diferentes tipos de asistencia y recursos requeridos para alcanzar el objetivo doble de mejorar la competitividad agrícola y el bienestar rural.

El alcance de poder por la unión campesina no es condición sine que non para el inicio del trabajo de promoción de cambios en las prácticas de siembra, pre cosecha, cultivo, pos cosecha, y distribución. Una vez identificados los productos agrícolas sobre los cuales existen ventajas comparativas, trabajo que ya ha sido en buena parte realizada, el promotor agrícola deberá solo promover la siembra de éstos y, con la ayuda de las instituciones mencionadas anteriormente, producir eventos de adiestramiento que promuevan la adopción de prácticas para garantizar la obtención de productos finales de calidad óptima o mejoren los ingresos rurales con la agregación de valor mediante la adición de actividades, tales como la protección en el árbol de las frutas, la desinfección y lavado, el enceramiento, la envoltura y el empaque.

El esquema se completa con el empadronamiento al ADSS, la promoción de la defensa del medio ambiente y la construcción de centros educativos rurales.


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